jueves, 26 de noviembre de 2009

SEMANA CLÁSICA | PRIMER OBSTÁCULO SUPERADO

Pablo Orleans | Podía parecer que esta semana, viendo cómo se había puesto la situación, iba a ser una pesadilla para el conjunto que dirige Don Pep Guardiola. Podía parecer que un equipo contagiado por la gripe A, con numerosas lesiones en su plantilla y en un momento deportivo que parecía -según publicaban los diarios madrileños- alarmante, iba a sucumbir a la presión de enfrentarse, en una semana, a 'dos de los clubes más fuertes del momento'. Siete días que se iban a convertir en un infierno. 168 horas que harían del club más potente de la actualidad futbolística una caricatura de lo que algún día llego a ser. 10.080 horas que iban a hacer que el equipo que conquistó el triplete jugando un fútbol de ensueño reviviese momentos infelices en los que los Christanval, Mendietas, Saviolas, Rüstus, Rochembacks, Overmars y compañía mantuvieron al equipo de la Ciudad Condal cinco años enteros sin títulos, copas ni semifinales. Un lustro que parecía un siglo. Una semana que parecía un precipicio sin retorno. Un salto al vacío sin colchón en el fondo.

Anoche, el F.C. Barcelona volvió a demostrar porqué es el campeón de Europa. Ante uno de los rivales más temidos del Viejo Continente, entrenado por uno de los 'coachs' más extravagantes y desagradables del panorama futbolístico mundial y con una de las delanteras más incisivas de la competición, el Barça mostró su mejor cara y su fútbol más brillante y volvió a conseguir derrotar el, para mí, antifútbol de Mou con uno de los estilos de juego más selectos del fútbol.

Ahora, en Madrid, no aprovecharán el espectáculo mostrado ayer por los culés para minar sus morales. Ya les es suficiente con babear cada vez que ven las triangulaciones de los azulgrana, cada vez que ven tocarla, una y otra vez, al conjunto de Pep sin oposición, mareando a los rivales con pases imprevisibles y jugadas fugaces e incisivas que desorganizan, en segundos, a la mas férrea defensa preparada por el líder de la táctica defensiva: Mourinho. Ahora, en Madrid, sólo les queda soñar. Soñar con fuerzas para que algún día, no muy lejano, su equipo blanco pueda parecerse, una mínima parte, a lo que juega su eterno rival. Ahora, en Madrid, sólo les queda rezar con mucha fuerza para que el próximo domingo, en el Camp Nou, el Barça no juegue con sus jugadores como lo hace un niño con un muñeco de trapo. Miedo querían sembrar en Barcelona y miedo han cosechado. Miedo les ha dado ver que un once sin las grandes estrellas del equipo mató en media hora a uno de los equipos más completos del fútbol mundial. Porque los italianos son muy buenos, sí, pero nosotros somos más. QUE TIEMBLE MADRID.

La nota negativa.
No me gusto nada, ni ver, que una afición como la de Barcelona pitase, inmerecidamente y desagradecidamente, a un Samuel Eto'o que ha dado todo por este club, que ha luchado, ha corrido, ha sufrido, ganado y perdido por estos colores durante cinco increíbles años. Así se lo pagamos los culés. Primero echándolo como un perro del club al que ama -después del Mallorca-. Segundo por recibirle de estas maneras. No pueden los señores seguidores del Camp Nou abuchear a Samu, nuestro Samu, cuando él se ha desvivido por esta ciudad, este club, estos colores y este escudo. Porque Samu, el león indomable, la mamba negra, ese jugador que defendía lo que pensaba a pesar de ser uno de los enemigos públicos de la sociedad deportiva, ése que decía lo que pensaba, cuando lo tenía que decir y le pesase a quien le pesase, ese grandísimo jugador no se lo merece. Ni se lo merecerá jamás. Ójala Eto'o sepa, algún día, que somos muchos culés los que lo queremos. Gracias Samu.
    

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