lunes, 21 de febrero de 2011

El genio sale al rescate

Pablo Orleans | Necesitaba este Barça una victoria contundente para enterrar los fantasmas de febrero ante uno de los equipos con más garra del panorama español. Necesitaba volver a construir su juego, basado en el toque preciso y la verticalidad inesperada. Necesitaba la contundencia defensiva, el control en la medular, la explosividad en las bandas y el incisivo hambre goleador. Lo recuperó todo aunque el marcador no reflejase tal notable mejoría.


Los primeros minutos azulgrana se mostraron como el espejismo perfecto de lo que no iba a ser el partido. Alves recibió el perfecto balón de Xavi en posición dudosa y lo cedió atrás para que Villa rematase sin problemas y enviase el balón al fondo de las mallas. Los de Guardiola, por delante, no sabían que tendrían que pedalear más de lo esperado para que los tres puntos se quedasen en la Ciudad Condal. 

Mientras tanto, en la portería contraria, Pinto hacía las veces de un Valdés lesionado y reaccionaba ante las acometidas de los vascos. La defensa, más concentrada que en los últimos partidos, luchaba cuerpo a cuerpo con el gigante Llorente y el valiente Toquero. El descanso dio un respiro a ambos conjuntos y, en un acto de venganza tras un error defensivo de Abidal que obligó a tirarse al suelo a Busquets, Llorente recibió penalty del 16 culé e Iraola se encargaba de transformar la pena máxima a los cinco minutos de la reanudación. 

Messi: protagonista de la jugada de la noche. Foto | As

A partir de entonces, un Barça necesitado busco el gol incesantemente. Messi, en un tira y afloja con todos los jugadores de esta liga que pretenden hacerle sombra, volvió a aparecer con un slalom digno del más habilidoso jugador (véase Di María) y rubricó una jugada excelente que terminó con el argentino besando la alfombra del Camp Nou y el colegiado Ramirez Domínguez mirando para otro lado. Pero el Barça, fiel a su estilo y ambición, siguió por el camino deportivo y mantuvo encerrado en su área a un Athletic cada vez más gato que sólo defendía y lanzaba alguna contra sin convicción. 

Alves, inconmensurable en sus labores -el brasileño las acapara todas-, seguía subiendo la banda derecha suponiendo una constante amenaza para los de Caparrós. El 2 culé, ejemplo de un todoterreno deportivo de 250 CV y motor DIESEL -porque no consume nada-, es una pieza fundamental en el dibujo de Pep y un elemento clave en el ataque barcelonista. De su mano vino el tercero de la noche, obra de Messi. La enésima internada por la banda la puso al primer palo peinando el césped y el argentino se encargó de llenar de júbilo las gradas del Nou Camp. La jugada del primer gol se volvía a repetir. Xavi, Alves y, en este caso Messi, triangulaban una jugada mortal que acabó, de nuevo, sacando Iraizoz del fondo de las mallas.

La victoria, necesaria para estar de nuevo con la mentalidad en una dinámica positiva, fue sufrida pero merecida. Los roles se cumplieron a la perfección y la estrategia de siempre acabó imponiéndose en el marcador. El fútbol volvió a la casa del campeón y ha vuelto para quedarse, para ver una remontada en Champions y seguir liderando la mejor liga del mundo.

Imagen | As
            

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una victoria que servirá para subir la moral al equipo (si la ha tenido alguna vez baja) y para hacer callar a los culés patidors. El equipo jamás se ha rendido y son este tipo de victorias las que dan campeonatos.

Saludos.