miércoles, 21 de abril de 2010

NO ESTÁ TODO DICHO

Pablo Orleans | El partido de anoche en San Siro -Giuseppe Meazza para interistas- fue uno de los partidos más difíciles que ha tenido que jugar el equipo de Pep Guardiola esta temporada. Un encuentro ante un conjunto fuerte físicamente, rudo en el centro del campo, bien situado en la zona defensiva y con un tremendo peligro en la delantera. El Barça, que salió a hacer su juego, no hizo un buen inicio de partido en el que las imprecisiones y el nerviosismo pasó factura al conjunto culé que tuvo varios sustos en defensa. Pero ahí estaba Pedro, como últimamente acostumbra. Tras una gran internada de Maxwell en el área después de un ejercicio de tapón nefasto por parte de una defensa neroazzurra que poco fallaría en los siguientes lances del encuentro, el pase de la muerte del brasileño lo recogió el canario a la altura del punto de penalti para anotar el primero y único gol de los azulgrana en la batalla de anoche. 

El gol inicial de Pedro puede ser determinante para la vuelta en el Camp Nou.

Porque fue una batalla campal de las del medievo. El partido, roto, se jugaba en el centro del campo con un Inter luchador y un Barça que, buscando su comodidad, se sentía incómodo sobre el césped. Ni el gol de Pedro, ni el control del esférico daban tranquilidad a la zaga culé que, poco a poco, se iba replegando cada vez más y permitía al Inter coger confianza minuto a minuto hasta que, tras un fallo garrafal de marcaje -que yo apuntaría al gran Alves (es humano y comete errores)- Sneijder igualaba el choque de trenes que dirigían desde la banda Guardiola y Mourinho. Y así se llegó al descanso. El 1-1 suponía un agradable pálpito para los culés que veían, más o menos, controlado el partido. Era el Inter el que tenía que arriesgar, salir al ataque desde el inicio y crear huecos. El Barça, con la posesión, encontraría más espacios en ataque y tendría más posibilidades de anotar el segundo. Un plan sencillo que daría alas a un equipo que iba catapultado hacia la final de Madrid. Nada más lejos de la realidad. Siguiendo con su tónica de todo el partido, el colegiado portugués -como Mourinho- Benquerença olvidó soplar el silbato al inicio del segundo acto, en una de las múltiples faltas que le hicieron a Messi (y a los demás) durante todo el encuentro (aunque Messi pecó de conducir demasiado durante el choque, perdiendo balones a menudo) y esa jugada llevó al segundo gol interista de la noche. Maicon, con gran agilidad mental cuan delantero centro nato, anotó el gol de la remontada a los pocos minutos de la reanudación, poniendo la eliminatoria favorable para neroazzurros.

 Motta se hinchó a hacer faltas en el centro del campo y no recibió tarjeta.

Fue entonces cuando el Barça se hizo con el control del esférico y dominaba la situación en busca del gol de la igualada. Pero no llegaba. Las ocasiones eran cortadas por la zaga interista que escupía balones como un frontón las repele con fuerza contra los jugadores. El Barça quería, pero no podía. Lo intentaba, jugaba, dirigía, cambiaba de sentido, colgaba balones, remataba de cabeza...y nada. Todo era inútil y el equipo cada vez se desesperanzaba más de conseguir el empate. Y llegó otra contra. Eto'o la puso al segundo palo donde Sneijder remató y el balón fue a parar a un Diego Milito en posición ilegal que consolidó la victoria. El golpe fue duro para los de Guardiola que pronto situó a Piqué en la delantera para conseguir acortar distancias. Pero nada. Acciones rozando la legalidad futbolística dentro del área -y fuera de ella, no olvidemos las entradas de Motta que no recibió ni una tarjeta...en cambio sí la recibió Puyol, después de dos minutos, que no estará en la vuelta- no tuvieron ojos parciales y el Barça acabó sucumbiendo al plan Mourinho. La imprecisión culé fue determinante y ni Xavi, ni Busquets, ni Messi, ni Ibra, ni Keita estuvieron acertados en el partido, lo que significó demasiados contragolpes que perjudicaron al cuadro blaugrana. ¿El árbitro? No lo hizo bien y lo sabe. Pero no podemos seguir lamentándonos de lo que pudo ser y no fue. Es hora de que todos, desde los jugadores y el cuerpo técnico hasta los aficionados azulgrana pensemos en la remontada del próximo miércoles. Porque se puede remontar. Porque hay equipo y es posible conseguirlo. Porque si San Siro fue determinante, el Camp Nou debe ser una definitivo. Porque tenemos que ir a Madrid. Porque el juego del Barça lo merece. Porque sí, cojones.

Imágenes | El Mundo Deportivo
   

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pésimo partido del Barça. El Inter nos supero en todo y encima tuvieron ayudita extra. Toca remontar está difícil pero no imposible. La fuerza del Camp Nou nos debe de llevar al Bernabéu. No todo está perdido.

¡¡FORÇA BARÇA!!

Saludos.