Pablo Orleans | El pasado fin de semana el Barça jugó, probablemente, su partido más incomodo en mucho, pero que mucho tiempo. Contra un Almería muy bien posicionado en el terreno de juego, el Barça no disfrutó, ni hizo disfrutar a los aficionados culés. Quizá el primer tiempo sí que fue muy similar a los últimos encuentros de los de Guardiola. Verticalidad, velocidad y fluidez de juego predominaron en numerosos lances del encuentro entre catalanes y andaluces...lástima que no pude ver esos primeros cuarenta y cinco minutos de juego en los que Pedro volvió a demostrar. Él es la nueva revelación de la Liga.
Llegué con ilusión para disfrutar de lo que en principio iba a ser una buena segunda parte de fútbol, un fútbol distinto, al que me estoy acostumbrando y que hecho de menos cuando otros equipos no lo juegan. Un fútbol directo, vertical y de toque, de mucho toque y calidad.
Los primeros minutos de esa segunda parte me parecieron lentos, imprecisos e inusuales. No lo esperaba, como he dicho, pero creía que mejoraría. No lo hizo. El partido se convirtió en un encuentro de patio de recreo con niños "malos de cojones". Perdón por el lenguaje, pero es que lo que se vivió dentro de mí al ver semejante "cagada" de juego e imprecisión proveniente de la que estoy seguro será la plantilla que mejor fútbol haga de la historia mundial de este magnífico deporte no se puede describir. Al principio, comprensión. Poco a poco esa comprensión se fue convirtiendo en aburrimiento. Un aburrimiento que no había vivido nunca con el Barça, ni incluso en aquéllos maravillosamente olvidados años de la sequía del lustro. La sequía de los Mendieta, Christanval, Geovanni, Saviola y compañía. Posteriormente, el aburrimiento se pasó y llegó la incomprensión, que duró poco, ya que el cabreo fue aumentando hasta el pitido final, cuando intenté olvidar todo. Aún lo intento, pero no puedo.
No me sirve, entonces, excusas de un férreo marcaje al cerebro de tu equipo. No me sirve una buena posición de los jugadores rivales. No me sirve una empanada de 45 minutos que pueda volver a ocurrir. El pasado sábado, los jugadores del Barça, conformistas con el 'holgado' resultado del encuentro al descanso; confiados, ante la gran superioridad posesiva frente al Almería -no hay que olvidar que el Barça tuvo toda la posesión-; e incautos, al hacer gala de esa superioridad sin buscar el gol, andando y sin ganas de jugar a fútbol, demostraron que pueden ser vencidos de un modo más fácil del que preveíamos, que con esa actitud prepotente y pasota al tiempo pueden ser 'knokeados' en una jugada aislada y complicar así su situación.
Ha sido un único partido, sí, pero si siguen con esa tónica y con ese planteamiento pueden complicarse la vida...¡con lo bien que sienta ahora ese liderato en solitario!
3 comentarios:
Esta vez coincido plenamente. Aunque sinceramente, yo no me preocuparía. El Barça saltó relajado y maniatado por la inteligente defensa, olvidada pero inteligente, de Hugo Sánchez. El Almería demostró cómo secar a un equipo que es una fuente contínua de fútbol. Y, a pesar de ello, el Barça tuvo más de diez ocasiones, como es habitual. Un partido malo lo puede tener cualquiera y no deberían saltar las alarmas tan pronto. Si prosigue esa actitud sí, pero, redundo, la empanada del sábado obedece a causas mundanas. No dejan de ser humanos, a pesar de todo.
En fin, liderato en solitario e invictos. El Barça, a pesar del Almería, camina como se presuponía. Solo y hacia la gloria.
Si marcas de forma eficiente al mejor jugador del mundo, Xavi Hernandez, la cosa se ve menos negra.
El Barça tiene que empezar a ser resultadista porque cada vez los equipos se lo pondrán más dificil. Hacen un buen scouting previo y preparan los partidos a conciencia. Estas victorias por la mínima las necesitará mucho el Barça para ganar títulos (como las necesita cualquier equipo)
Un saludo
Es inexcusable que no se haya pensado en el cuerpo técnico del Barça en la posibilidad de un secado tan brutal como el qué fue sometido Xavi por parte de Chico, y una vez en esa tesitura, la solución de emergencia fuese eliminar a Xavi, y por consiguiente a Chico, del mapa futbolístico del partido. Sin criticar que no se hubiese pensado en que algo así podía pasar, es de aplaudir la decisión de que los demás jugadores de Barça ignorasen a Xavi, y éste a ellos yendose hacia el lateral derecho, ya que se anulaba la posibilidad de perder balones peligrosos en la linea medular y se ahogaban así los teóricos contraataques del Almería. Aparte de que coincido con Andrés en que es un lance aislado al que nos sometió el Barça el pasado sábado, yo también me aburrí soberanamente viendo esa segunda parte horrible. La posesión plana y los rondos lentos, a los que ya nos sometió el Barça en la segunda parte contra el Racing, me hicieron volver a bostezar y desear que el electrónico marcase el noventa y tres. La diferencia es que el Barça al Racing le ganaba por cero a cuatro, y aquí ganaba por uno a cero. Es la diferencia entre ver un espectáculo dantesco, y ver una exhibición de control de los tempos del partido tras una primera parte con goles. Si al final, la esencia del fútbol no son nada más que los goles.
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