jueves, 29 de octubre de 2009

UN GUSTO DE CHAVALES

Pablo Orleans | Pep Guardiola tiene, por cojones, que sentirse bien. Debe vivir tranquilamente, sin miedos ni nervios. Como un jubilado frente a una obra, sentado en un banco al sol tras haber ido a comprar el pan es, más o menos, el momento que vive el entrenador culé. Lo tiene todo controlado. La obra enfrente, los obreros en su sitio haciendo bien su trabajo (quizás el primer jubilado que ve hacer bien las cosas a los profesionales de la paleta y el ladrillo), el pan controlado y el dinero de las vueltas bien guardado en el bolsillo. Del mismo modo que cada mañana lo comprueba el jubilado, Guardiola termina cada día sabiendo lo bien que está haciendo su trabajo.

Ayer no fue distinto. El Barça llegaba a León con un equipo joven y con ganas que iba allí para una cosa: ganar el partido y demostrarle a Pep que puede contar con ellos. Gai, Jeffren, Pedro, Bojan, Busquets, Jonathan Soriano y su tocayo Dos Santos eran algunos de los nombres que pocas oportunidades tienen de defender el escudo culé con el primer equipo. Anoche, esos jóvenes canteranos y otros menos habituales en los onces de Pep como Márquez, Chygrynskiy o Pinto defendieron ayer, en un partido menos fácil de lo esperado, los colores de un Barça que, sea con quien sea, actúen unos u otros o tengan unos salarios mayores o menores, no pierde su esencia: la calidad.

Y es que ver jugar al Barça casi nunca defrauda. Me pueden tildar algunos de forofo, pueden decir que no veo más allá, pero no pueden decir que no da gusto ver jugar al Pep Team. Toques, verticalidad, triangulaciones, velocidad y una presión sobre el contrario asfixiante hacen del equipo azulgrana un conjunto difícil de batir. Hasta los más pequeños de la clase aprenden el arte de Can Barça. Desde que maman la leche del Camp Nou, esa que dejó hace algunos años un tipo llamado Johann Cruyff, los niños de La Masía practican este deporte de memoria, al primer toque y con precisión. No importa la edad ni las cualidades físicas. Los jóvenes de la casa son diferentes: sabrían jugar con los ojos tapados.

A algunos jóvenes blaugranas aún les queda mucho tiempo y están demasiado verdes, pero otros están explotando de una manera increíble. Pedro, el más avanzado de la clase, ya sabe lo que es marcar en todas las competiciones y ha adelantado, en pocos meses, al enchufado de la afición, Bojan Krkic. El joven extremo decidió con dos goles el partido en favor de los visitantes y encarriló una eliminatoria que sirve, única y exclusivamente para llenar las arcas de unos clubes que necesitan de partidos de estas características para seguir vivos.


El 0-2 final demuestra que, con el mismo director de orquesta, no importa quiénes sean los músicos. Con Guardiola en el banquillo, al Barça le quedan, seguro, muchas noches de canteranos, buen fútbol y gloria. Que así sea.

Imagen | As.com
  

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