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lunes, 14 de marzo de 2011

Fútbol y patadas a partes iguales

Pablo Orleans | Se reunían dos equipos ambiciosos, de esos que buscan en todo momento la victoria y no cesan en sus intentos ofensivos. Unos, dirigidos por sus cerebros y acompañados por su extrema calidad; los otros, alentados por su afición y esperando encontrar, en su rapidez en bandas, el arma de perfecta estocada. En las pequeñas áreas técnicas de línea discontinua, dos estrategas, dos entrenadores con caminos distintos. Pep "el joven", llegó, vio y venció. Un técnico sin apenas experiencia, que ya apuntaba maneras cuando portaba el cuatro a la espalda en Can Barça y participaba activamente en las charlas del equipo portando el brazalete de capitán. En una temporada lo alcanzó todo. Por otro lado, Gregorio "el experimentado", jienense con carrera dilatada (entrenando desde 1983) y una década de consolidación en la élite que le ha colocado como un imprescindible en los banquillos de Primera. Entre ambos, mediando en el choque y nombrado por el desafortunado papel de protagonista que adquirió, Mikel "el ciego" Pérez Lasa. Un consolidado colegiado que, con un criterio especial, desquició a propios y extraños mostrando una actuación típica pero diferente, pues con él, todos salieron perjudicados.


El fútbol de toque lo puso, como casi siempre, el Barça. Con Xavi e Iniesta en la medular, el conjunto de Guardiola tomó las riendas de un partido loco, alterado por un bravo Sevilla que saltó al terreno de juego animado por el aliento de un Sánchez Pizjuán pletórico, lleno de emoción y esperando una de las sorpresas de la jornada. Frente al imperativo raso de control culé, la velocidad por banda la ponían los de El Profesor. Capel y Navas escoltaban por banda a un almohadillado Negredo, haciendo un triplete veloz aunque inconexo con las zonas medias del equipo hasta la entrada de Kanouté en la segunda mitad. Aún así, a pesar del conflicto entre velocidad y control, la nota discordante de lo que empezaba a ser un clásico habitual de la Liga, venía con nombre y apellidos: Miguel Ángel Pérez Lasa. El extraño individuo, suministrador de material de construcción entre semana en tiempos de crisis inmobiliaria, apareció con una actuación sublime, digna del mejor reparto cinematográfico de la que él mismo es experto y revolucionó un partido ya alterado de inicio.

Entre sus innumerables errores, un gol anulado a Messi, un penalty obviado a Zokora de Alves, la expulsión de Abidal, las expulsiones de un frustrado Fernando Navarro o un exacerbado Martín Cáceres (curiosamente dos ex barcelonistas -quién sabe si envidiosos por no poder formar parte de la plantilla de Pep-), el penalty de Navas a Bojan (se vuelve a cumplir la nefasta defensa de un delantero...) y un sinfín de errores menores que acabaron por desquiciar, enfrentar y endurecer un choque calentito de por sí que acabó con un lesionado y varios magullados. 

Sobre el partido, una de las jugadas gemelas del Barça acabó con Bojan y el esférico tocando las mallas del cuadro de Javi Varas. El empate llegó en la segunda mitad, cuando la paciencia de Negredo la aprovechó Navas para adelantarse de cabeza a Piqué y obligar a Abidal a una impotente estirada. Así, el juego duro del Sevilla fue una constante en un encuentro marcado por una frenética lucha cuerpo a cuerpo en la que ambos conjuntos acabaron exhaustos y con un total de siete escasas tarjetas, sobre todo los hispalenses que, con cinco en su haber, salieron impunes de algunas jugadas delincuentes. Pues bien, el empate a uno final acerca a culés y merengues que, a cinco puntos de diferencia, disputarán las últimas diez jornadas de la Liga BBVA de una forma más competida, ¿o no?

      

viernes, 15 de enero de 2010

DEMOSTRACIÓN DE FÚTBOL, VICTORIA, ELIMINACIÓN Y REVANCHA

Pablo Orleans | Cuatro ideas que llaman al positivismo. Cuatro circunstancias que refuerzan la moral de los nuestros. Una derrota es un derrota, sí, pero ésta no ha sido una derrota cualquiera. En uno de los correctivos futbolísticos más apabullantes del club azulgrana en este año de éxitos, la gesta no se pudo completar. Por la mala suerte o por la gran actuación defensiva del Sevilla y, sobre todo, de Palop, los de Guardiola no han podido seguir con la tónica positiva y la vitola de invictos, con lo que la eliminación supone un hecho diferente desde que el técnico de La Masía se sentó en el banquillo del Camp Nou.

Y digo que es un hecho positivo por varios aspectos. Refiriéndome al titular que he puesto para esta entrada, en primer lugar porque el Barça, en su conjunto, volvió a demostrar que cuando hace falta echarle lo que hay que echarle (un par de huevos, por qué no) responde con un arsenal difícil de parar. Esta respuesta total ante un panorama tan contrario y tan cuesta arriba en un ambiente hostil significa la ambición de un equipo que, a pesar de haberlo ganado todo, quiere más, no baja los brazos en los momentos complicados y lo intenta, si cabe, con mayor fuerza. El elemento especial es el bloque. Todos quieren seguir vivos en todas las competiciones, todos quieren luchar hasta el final y morir con las botas puestas. La demostración de fútbol en el segundo acto del partido en el Sánchez Pizjuán ha dejado claro que si este equipo ha caído ha sido porque lo tenía que hacer, porque tenía que mantener, con hechos y no con teorías, los pies en el suelo y la eliminación de la Copa mantendrá vivo el sabor amargo de la derrota en los jugadores culés, algo que no suele gustar y que no se quiere repetir.

Victoria. Se cayó eliminado y se brindó un buen fútbol. Se ganó. No nos olvidemos de esta victoria. A pesar de la derrota y el 'fracaso' en la Copa del Rey, el Barça se llevó el sabor de boca de haber sido mejor, de haber jugado su fútbol, de haberse sido fiel a sí mismo. Hecho importante el de no perder la cordura ni en los últimos compases de una eliminatoria a vida o muerte, filosofía consolidada entre los pupilos de Pep y que, espero, deje en el legado histórico de este club como ya lo hizo Cruyff en su día. Así pues, lo importante es que se ganó. Con esto no quiero decir que sea mejor la victoria aunque no se pase a cuartos que haberse clasificado perdiendo, no. Lo que quiero decir es que dentro de lo malo, lo positivo ha sido la victoria ante un rival complicado. Una inyección de moral que va a ser importante de cara al futuro.

La eliminación de la Copa del Rey ha supuesto un duro golpe para los hexacampeones y ha significado la primera expulsión del mandato Guardiola en una competición oficial. Pero, a pesar de todo, la eliminación será un punto de inflexión que pueda servir para mantener viva la ambición y el hambre de títulos de sus jugadores. Será, entonces, momento de reflexionar, de descansar y de recuperar las fuerzas gastadas el miércoles para afrontar el partido de mañana, de nuevo, ante el Sevilla.

Será momento de revancha. No sólo con el Sevilla sino con el orgullo propio. Será momento de resarcirse y volver a derrotar al equipo hispalense, esta vez, en Liga. Será momento de comenzar de nuevo con fuerzas, de afrontar los partidos como finales, de mentalizarse para buscar el camino hacia la victoria y de actuar con eficacia, sin agobios, pero con rapidez, pues deben dar el golpe de autoridad. Deben evitar que la prensa sensacionalista se les eche encima para intentar desestabilizar la armonía del vestuario. Pero, sobre todo, deben seguir con ese fútbol mágico, esas triangulaciones imposibles, esa verticalidad impredecible. Deben seguir siendo ellos mismos y bajo la batuta del director de orquesta (llámese Pep) sigan siendo los más envidiados del mundo futbolístico.
      

miércoles, 13 de enero de 2010

CON TODA LA CARNE EN EL ASADOR

Pablo Orleans | Esta noche se tiene que repetir la historia. El Barça debe jugar uno de los partidos más complicados e importantes del año. Porque para mí, la Copa del Rey es igual de importante que cualquier otro título. Es un campeonato que debemos disputar al máximo, en uno de los campos más difíciles de Primera, ante un equipo que aunque menguado por las bajas tiene un gran potencial y ante unos aficionados impertinentes para equipos rivales (esas son las buenas aficiones, no me malinterpreten). Así pues, en aproximadamente una hora, los de Guardiola van a medirse al reloj, a los nervios, a su propio poderío futbolístico y a un mundo del balompié que, supongo, esperará la ansiada eliminación del gran Dictador futbolístico de 2009. Porque de Norte a Sur, de Este a Oeste, de Galicia a Valencia y de Girona a Huelva o Cádiz, todos los aficionados al fútbol, anticulés o contrarios a la hegemonía azulgrana en el mundo del esférico de cuero, estarán esperando que el Sevilla haga morder el polvo a los creadores del gran fútbol actual y poder disfrutar de lo que se asemejaría a una victoria de su equipo, por muy lejos que esté de la ciudad hispalense.

Asi pues, sea quien sea el que salga al verde del Sánchez Pizjuán esta noche, deberá dejarse la piel en el campo, esforzarse al máximo para dar la vuelta al marcador (1-2 en la ida) y poder seguir con una leyenda que ya ha pasado a la historia. Los pupilos de Pep lo saben y esta noche lo van a demostrar.

Pdt.: Para aquellos lectores y comentadores de LCB, pedir disculpas por no poder actualizar diariamente y por no entrar en vuestros blogs para dar mi opinión. Es lo que significan los exámenes de, en mi caso, enero.

Un saludo a todos y gracias por seguir visitando La Crónica Blaugrana.