Pablo Orleans | Era necesario ganar. Para seguir adelante en la máxima competición europea, el Barça necesitaba de la victoria en tierras ucranianas para espantar fantasmas y malas sensaciones y formar parte de un bombo de octavos como el campeón de Europa. El intenso frío y el tempranero gol de Milevsky no minaron la moral de un equipo que, fiel a su estilo hasta la muerte, se repuso y remontó con total dominio un partido que se había puesto cuesta arriba. Xavi primero y Messi después contrarrestaron la ventaja ucraniana y dieron el golpe de autoridad necesario para completar un partido en el que el rondo fue continuo y la superioridad del Barça se hizo notoria.
El tempranero gol de Milevsky puso contra las cuerdas a un Barça que no acusó el nerviosismo.
Comenzaba mal el encuentro. Al minuto y veinte segundos de partido, un centro-chut de Shevchenko fue levemente rematado por el gigantón Milevsky que la rozó lo suficiente como para que Valdés, tras detener en ralenti el balón a un metro escaso de la línea de cal, se le escapó a lo Arconada por debajo del antebrazo y se coló dentro ante la inútil estirada del meta culé para atraparlo. Así se ponía el encuentro, con varios grados bajo cero, con un gol en contra, con la presión de quedarse fuera de la Liga de Campeones y contra un equipo que, en su feudo y en su clima habitual, se mostró muy serio atrás y pudo poder en peligro la continuidad del Barça cuando todos daban por hecho su pase a las rondas eliminatorias.
No fue tan fácil. Fiel a su estilo, el equipo de un Guardiola con una nariz tan roja como la de un payaso de circo, siguió tocando pacientemente el balón, abriendo a bandas, buscando a Ibra, triangulando en el centro del campo, sacándola en corto, buscando huecos y llegando a portería. Por momentos el partido pasó de lo interesante a lo soberanamente aburrido. Un rondo continuo en el que los jugadores del Dinamo de Kiev eran los toros y los blaugranas los toreros. Fue un mareo constante que aburría, sobre todo, porque la defensa cerrada de los ucranianos no dejaba demasiados huecos para los delanteros culés que, a pesar de tener un dominio absoluto sobre el cuero, no llegaban con demasiada claridad. Tocando y tocando hasta que, el que más la toca, pasó inadvrtido entre una defensa demasiado preocupada por detener a Messi e Ibra y, tras un gran centro de Abidal por la izquierda, logró rematar a gol tras segada y empatar el encuentro. Xavier Hernández, el gran centrocampista organizador del Barça, se convirtió en un goleador nato para poner las tablas y la tranquilidad en el marcador culé.
El gol de Messi dio la victoria, el liderato y el pase a octavos al Barça.
Pero nada cambió en lo que se refiere a la postura de los de Kiev. Agazapados atrás buscaban contras rápidas en despistes azulgranas para rematar a un campeón que, a base de posesión, fue adormilando el encuentro. No conseguían llegar a portería con claridad y los ucranianos esperaban con las uñas afiladas en su propia zaga. Tampoco se veía a un Barça convencido de la remontada. Con un juego más lento de lo habitual, ni la entrada de Pedro en la segunda mitad dio sensación de entretenimiento. Un Barça clasificado y un Dinamo de Kiev rácano y defensivo hacían presagiar una final de segunda parte monótono y auguraban que el monólogo de los culés se hiciese pesado hasta el punto de aborrecer el partido. Así fue. Pero antes, el genio del Barça, uno de los jugadores más desequilibrantes del planeta que anoche estuvo inusualmente fallón, hizo gala de su cualidad más destacable y resolvió con maestría un partido soso y agotador. Con un genial disparo de falta directa, Leo Messi, que después se tuvo que retirar con un esguince en su tobillo derecho, demostró por qué es un jugador diferente. Cuando todos esperaban las tablas en el marcador y la rácana clasificación del campeón en campo contrario, llegó Leo y decidió el partido. Tres puntos más para el Barça, victoria, liderato y clasificación. Ahora, a por la cuarta Champions.
1 comentario:
Lo has contado a la perfeccion. El dominio del Barça fue sumamente abrumador. Yo hace rato no veia a un equipo no tocar el balon en 90 minutos.
Un saludo Pablo.
PD. Gracias por el link, yo tambien puse el tuyo.
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