Pablo Orleans | Vuelve la emoción al fútbol español. Y con ella, La Crónica Blaugrana retoma su actividad tras varios meses de indecisión, ocupación y descanso. Esta noche hay más que tres puntos en juego. Cuando un Madrid-Barça asoma por el horizonte, hasta los más escépticos futboleros se plantan delante de los televisores, toman posición y disfrutan de una hora y media de tensión, pasión y sentimientos encontrados. Amigos, familiares y desconocidos varios se unen en torno a una barra de bar o una mesa de salón repleta de aperitivos y cervezas para disfrutar, no sólo de 90 minutos de fútbol, sino también de 90 minutos de discusión, risas, nerviosismo, júbilo, desesperación, esperanza, evasión y compañía.
La hora se acerca y los hinchas de ambos conjuntos comienzan a sentir esa inconfundible sensación de inquietud, de impaciencia contenida y de confianza temerosa. Todos quieren ganar, ninguno se atreve a asegurarlo. Puede pasar de todo. El miedo a contemplar un soporífero encuentro de manos de los dos mejores equipos del planeta se ha quedado en el olvido. Probablemente, los veintitantos jugadores que salten a la alfombra verde del Bernabéu esta noche, harán todo lo posible para que el enésimo partido del siglo sea trepidante, emocionante y único. Que se vea espectáculo, buen fútbol y rivalidad sana. Que dejen las patadas y el teatro a un lado y se dediquen a deleitar al respetable (de las gradas y de las pantallas) con un partido de fútbol digno de la liga española y, sobre todo, de estos dos equipos.
El Barça tiene la presión. Por más que digan, perder esta noche sería un duro golpe (salvable) que obligaría a los de Pep a ir a remolque el resto de temporada. Seis puntos (no nueve, como afirman algunos) serían un mullido colchón para los de Mourinho. Seis puntos que, de convertirse en triunfo el partido que todavía no han jugado los blancos, serían tres las victorias de ventaja que les llevarían a los culés. Tres victorias que, ciertamente serían muy complicadas de remontar. Pero para ello, el Madrid deberá ganar a domicilio la próxima jornada a un Sevilla necesitado de puntos para entrar en zona Champions.
Aún con todo, el "caballero del honor" también soporta presión. La necesidad de ganarle al Barça llega más allá de la necesidad de irse seis puntos arriba. Arrebatar la hegemonía culé de los últimos años empieza por ganarle directamente, devolviéndole la confianza a sus aficionados y jugadores. Es cierto que el Real ha mejorado respecto al año pasado. Su defensa, más férrea y su ataque, enchufado, buscarán esta noche devolver los golpes pasados y creer en sí mismos para borrar el hambre de títulos que no supo saciar la Copa del Rey.
Todo está preparado. Todo está listo. Ahora sólo nos queda esperar, sentarnos con los nuestros (sean de los colores que sean), agarrar una cervecita, tomar un aperitivo y disfrutar o sufrir delante de los televisores.
Que sea un gran partido de fútbol.
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