jueves, 29 de abril de 2010

BOJAN Y EL TANTO QUE HABRÍA MARCADO LA HISTORIA DEL FÚTBOL

Pablo Orleans | Minuto 65 de encuentro. Tras casi veinte minutos realizando ejercicios de estiramiento y calentamiento en la banda izquierda defensiva del Barça en la segunda mitad, Bojan Krkic Pérez, un joven de 6800 días aproximados de vida, más o menos los que hacen 18 años, 8 meses y un día en cifras entendibles,  170 centímetros de altura y 65 kilógramos de peso escuchaba las órdenes que, a pocos metros de la línea de cal frente a los banquillos, le daba su técnico Josep Guardiola instantes antes de saltar al terreno de juego del Camp Nou. Su respiración se entrecortaba por momentos, pues el griterío de las gradas del coliseo culé hacían que apenas se pudiese oír las intrucciones de Guardiola, instrucciones que, cabe decirlo, se sabía de memoria el noi de Liñola. Su atención estaba en aquella portería defendida por un brasileño de nombre latino: Julio César. Minutos después de haber 'atendido' al maestro en la banda, el cuarto árbitro levantaba el cartel electrónico que anunciaba su número 11 en verde junto con el 9 de Ibra en rojo. Mientras se acercaba el gran sueco hacia él, Bojan lo observaba mientras aplaudía la actuación de Zlatan y escuchaba de fondo los aplausos de una afición que había estado increíble durante todo el día. Se abrazó con el sueco y, tras tocar el verde césped del Camp Nou con los dedos, saltó corriendo hacia el área neroazzurra para intentar conseguir el gol que abriera la lata. Al principio se sintió incómodo y los defensas italianos los sentía muy cerca, tanto que hasta podía oír su respiración forzada en la nuca. Pronto empezó a tocar balones y, aunque lo hizo lejos del marco contrario, fue tomando contacto con un esférico que podría ser, porqué no, su mejor aliado.
De este modo, a los pocos minutos, tras una perfecta asistencia de Messi desde el borde del área, Bojan tuvo en su cabeza el tanto que le habría dado al club culé la confianza para conseguir la épica ante los de Mourinho. Vio cómo el argentino cogía el balón, vio cómo se la preparaba para centrar a la zona en la que estaba y vio, en décimas de segundo, el balón rotar sobre sí mismo en el aire, con un vuelo increíble y un efecto estratosférico. El balón se acercaba a él traspasando contrincantes y dejándole la portería franca de defensa. Lo vio claro. Pensó en rematar fuerte y abajo en un primer momento, pero decidió girar levemente la cabeza y colocarla cerca del poste, lejos del alcance del gran portero brasileño. Pero la giró demasiado. El balón rozó el palo y se fue por centímetros fuera del terreno de juego.
Bojan se lamentaba en la red que debería haber albergado el esférico estrellado de la Champions y que en su lugar lo recibió a él lleno de lamentaciones. Pero sabía que habría una segunda oportunidad. Y la hubo.
Tras el perfecto (y legal) gol de Piqué como si se tratase de un delantero centro nato, Bojan sabía que podía ser su momento. Sabía que él era el delantero en el campo con mayor olfato goleador y que podía ser clave para el devenir de la eliminatoria. Así pudo ser...y no fue.
Con el tiempo reglamentario ya cumplido, el Barça se volcó por completo en el área interista y, de todas las maneras y de todos los colores, se intentó traspasar la linea de gol. Y fue en una jugada aislada, en la que Piqué metió un balón al borde del área que, al intentar despejar Samuel, toca en el cuerpo de Touré Yaya. Pero toca en su estómago, rozando inevitablemente e involuntariamente la mano de un costamarfileño que nada puede hacer por quitar la mano de esa posición pegada a su cuerpo y que en nada facilita la jugada posterior. Fue tras ese rebote cuando en cuestión de segundos Touré toca el balón hacia el punto de penalty y el curso de la historia culé y del fútbol dio un cambio brusco en muy poco tiempo.
Bojan estaba en el borde del área, rozando el fuera de juego pero sin llegar a traspasar la delgada línea invisible que marca la ilegalidad posicional cuando Piqué, sin demasiada presión, se adentraba en la línea de tres cuartos de la defensa neroazzurra. Bojan observaba atentamente mientras el defensa central buscaba un hueco por el que meter el balón cuando pasó el esférico a Yaya, en el borde del área grande. Pero se adelantó Samuel al pase, intentando uno de los peores despejes del partido -todos habían sido pulcros y sin obstáculos hasta la zona de Valdés- que pegó en el cuerpo de Touré. Tras el balonazo recibido, el africano envió el balón al punto de penalty donde apareció el ágil Bojan para recogerlo. Fue en ese momento cuando Bojan lo vió todo claro. Estaba frente a Julio César, sin marca a la vista y con una posición favorable frente al portero. Un toque, levantar la vista y el segundo toque adentro por el palo corto del portero. Era el segundo gol del partido, el que lanzaba al Barça a la final del Bernabéu, el que convertia a Bojan en el nuevo ídolo del mundo culé, el que acababa con las dificultades del partido, el que batía al preportente Mourinho, el que rememoraba el Iniestazo...
Momentos dulces saboreaba Bojan justo antes de que el señor Frank de Bleeckere, varios segundos después de lo que él consideró ilegal (la mano de Touré), pitase falta a favor del Inter anulando el gol LEGALÍSIMO de Bojan y de un equipo que jugó a fútbol ante un equipo que de fútbol jugó poco.

Un gol que de haber entrado habría marcado la historia del fútbol. Un gol que habría supuesto el conseguir las dos primeras Copas de Europa seguidas (en formato Champions) por un equipo y un gol que, sobre todo, habría hecho justicia en una eliminatoria en el que el único que buscó ir a la final del Bernabéu fue el conjunto culé, a pesar del gran planteamiento ultraconservador de Mourinho.

El fútbol hará justicia, seguro. Con Bojan y con el Fútbol Club Barcelona.
   
     

NO PASÓ EL FÚTBOL

Pablo Orleans | El juego ultradefensivo de los de Mourinho acabó con las esperanzas culés de llegar a la final del Bernabéu. Piqué, soberbio en ataque, abrió la lata y Bojan marcó el segundo del encuentro, un gol que debería haber subido al marcador azulgrana pero que el árbitro belga anuló por una mano de Yaya Touré inexistente. Si alguien ganó ayer fue el fútbol. Si alguien pasó ayer, no fue el fútbol.

martes, 27 de abril de 2010

Si vis pacem, para bellum

 La hora de la venganza. Equipo y aficionados debemos unirnos para llegar a Madrid el 22 de mayo.

Pablo Orleans | Este miércoles, el coliseo de la legendaria Barcino, en las costas del Mare Nostrum,va a ser escenario de una de las mayores y más terroríficas batallas que el mundo moderno ha podido contemplar jamás. Las fuerzas gubernamentales del Imperio Romano, procedentes de Mediolanum se enfrentarán a un grupo de gladiadores hispanos de la provincia de tarraconensis, grupo fuerte mentalmente al que le respaldan numerosas victorias en batallas por todo el Imperio. Un grupo de guerreros bien armados y liderados por un experto estratega que ha despertado el temor en medio mundo. Las gentes de Britania, los germanos, los galos o hasta los hunos de las tierras frías de Sarmatia han sucumbido al imperante poder de estos ambiciosos gladiadores, un grupo de veinte luchadores que ahora se van a tener que enfrentar ante uno de los ejércitos mejor armados de toda Roma. Arropados por gentes negras del sur, mercenarios blancos de tribus lejanas -más allá del mundo conocido-, con los mejores hombres romanos y bajo la batuta de uno de los mejores oficiales lusos del Imperio, los hombres de Mediolanum llegan a Barcino con el único objetivo de destruir la hegemonía de los de Josephus Guardiolais y hacer morder, por vez primera, el polvo del coliseo a unos hispanos que de perder saben poco.



El escenario, un Ager Novus lleno de cien mil almas entregadas, rugirá como antaño lo hizo para grandes batallas y apoyará, horas antes del comienzo de la contienda, a los veinte hispanos que se dejarán la piel en la arena. El clamor del populus en los momentos previos al desenlace del choque tiene como objetivo que el terrible ejército italiano sucumba al canto de "Ave Caesar, morituri te salutant" y los guerreros de la antigua Iberia puedan conseguir una victoria que pueda poner en jaque al mismísmo Caesar Moratti, un ser ambicioso que busca la conquista de Europa enfrentándose a los más correosos guerreros.
La ciudad de Barcino espera impaciente la hora en la que Italianos e Hispanos se enfrenten en una dura guerra en la que sólo habrá un vencedor. El que primero doble las piernas, exhausto por el cansancio de la contienda, el que primero clave las rodillas en la seca arena del coliseo y derrame su sangre en el fino manto polvoriento a orillas del Mare Nostrum, aquel que consiga doblegar a su adversario, se coronará como emperador de todas las tierras de Europa y llegará a Matrich con el aval de haberse desecho de uno de los contrincantes más fuertes del Imperio, confiados de lograr la victoria final.

Por ello, los guerreros de Guardiolais deben aprender una máxima para conseguir esa ansiada victoria y saciar su sed de venganza. Si vis pacem, para bellum, o lo que es lo mismo, si quieres paz, prepárate para la guerra. Si los de Barcino quieren conseguir la victoria que les de la paz tienen que dejarse la piel en el intento y deben prepararse para una auténtica guerra. Ave Barça.

Video | El Mundo deportivo 
    

jueves, 22 de abril de 2010

DESCANSE EN PAZ

Pablo Orleans | Ayer nos dejó una de las figuras más influyentes e importantes del panorama deportivo español y mundial de la segunda mitad del siglo pasado. Juan Antonio Samaranch falleció por una parada cardiorrespiratoria después de que ingresase el pasado domingo día 18 por una insuficiencia coronaria aguda en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Quirón de Barcelona. Samaranch, presidente de honor del Comité Olímpico Internacional (COI) dedicó gran parte de su vida al deporte olímpico, consiguiendo que Barcelona organizase en 1992 los Juegos Olímpicos durante su mandato de 21 años (1980-2001). La espina clavada, por el contrario, fue la no elección de Madrid 2016, lo que hubiese supuesto el colofón a su vida y dedicación al deporte español.

Juan Antonio Samaranch falleció ayer a los 89 años de edad. Imagen | Marca

Cerca de su noventa cumpleaños, la vida de Samaranch ha terminado con una larga lista de condecoraciones, homenajes y puestos de relevancia. Empresario, político franquista, periodista y presidente de numerosos organismos, el catalán fue clave para el deporte español. Hoy, el mundo del deporte le dedica una calurosa despedida, llena de agradecimiento y emoción.
El mundo del fútbol también lamenta la pérdida y las banderas del Barça ondean a media asta en su memoria. Samaranch, periodista deportivo en tiempos de Franco, criticó las amenazas que recibieron en 1943 en el campo merengue los jugadores del Barça en los momentos previos a un Clásico. Antes del encuentro, la Guardia Civil advirtió a los jugadores culés de que si ganaban no iban a salir vivos de allí. Resultado: 11-1. El entonces periodista criticó la actitud de las fuerzas armadas lo que le privó de ejercer el periodismo.

Descanse en paz.
    

miércoles, 21 de abril de 2010

NO ESTÁ TODO DICHO

Pablo Orleans | El partido de anoche en San Siro -Giuseppe Meazza para interistas- fue uno de los partidos más difíciles que ha tenido que jugar el equipo de Pep Guardiola esta temporada. Un encuentro ante un conjunto fuerte físicamente, rudo en el centro del campo, bien situado en la zona defensiva y con un tremendo peligro en la delantera. El Barça, que salió a hacer su juego, no hizo un buen inicio de partido en el que las imprecisiones y el nerviosismo pasó factura al conjunto culé que tuvo varios sustos en defensa. Pero ahí estaba Pedro, como últimamente acostumbra. Tras una gran internada de Maxwell en el área después de un ejercicio de tapón nefasto por parte de una defensa neroazzurra que poco fallaría en los siguientes lances del encuentro, el pase de la muerte del brasileño lo recogió el canario a la altura del punto de penalti para anotar el primero y único gol de los azulgrana en la batalla de anoche. 

El gol inicial de Pedro puede ser determinante para la vuelta en el Camp Nou.

Porque fue una batalla campal de las del medievo. El partido, roto, se jugaba en el centro del campo con un Inter luchador y un Barça que, buscando su comodidad, se sentía incómodo sobre el césped. Ni el gol de Pedro, ni el control del esférico daban tranquilidad a la zaga culé que, poco a poco, se iba replegando cada vez más y permitía al Inter coger confianza minuto a minuto hasta que, tras un fallo garrafal de marcaje -que yo apuntaría al gran Alves (es humano y comete errores)- Sneijder igualaba el choque de trenes que dirigían desde la banda Guardiola y Mourinho. Y así se llegó al descanso. El 1-1 suponía un agradable pálpito para los culés que veían, más o menos, controlado el partido. Era el Inter el que tenía que arriesgar, salir al ataque desde el inicio y crear huecos. El Barça, con la posesión, encontraría más espacios en ataque y tendría más posibilidades de anotar el segundo. Un plan sencillo que daría alas a un equipo que iba catapultado hacia la final de Madrid. Nada más lejos de la realidad. Siguiendo con su tónica de todo el partido, el colegiado portugués -como Mourinho- Benquerença olvidó soplar el silbato al inicio del segundo acto, en una de las múltiples faltas que le hicieron a Messi (y a los demás) durante todo el encuentro (aunque Messi pecó de conducir demasiado durante el choque, perdiendo balones a menudo) y esa jugada llevó al segundo gol interista de la noche. Maicon, con gran agilidad mental cuan delantero centro nato, anotó el gol de la remontada a los pocos minutos de la reanudación, poniendo la eliminatoria favorable para neroazzurros.

 Motta se hinchó a hacer faltas en el centro del campo y no recibió tarjeta.

Fue entonces cuando el Barça se hizo con el control del esférico y dominaba la situación en busca del gol de la igualada. Pero no llegaba. Las ocasiones eran cortadas por la zaga interista que escupía balones como un frontón las repele con fuerza contra los jugadores. El Barça quería, pero no podía. Lo intentaba, jugaba, dirigía, cambiaba de sentido, colgaba balones, remataba de cabeza...y nada. Todo era inútil y el equipo cada vez se desesperanzaba más de conseguir el empate. Y llegó otra contra. Eto'o la puso al segundo palo donde Sneijder remató y el balón fue a parar a un Diego Milito en posición ilegal que consolidó la victoria. El golpe fue duro para los de Guardiola que pronto situó a Piqué en la delantera para conseguir acortar distancias. Pero nada. Acciones rozando la legalidad futbolística dentro del área -y fuera de ella, no olvidemos las entradas de Motta que no recibió ni una tarjeta...en cambio sí la recibió Puyol, después de dos minutos, que no estará en la vuelta- no tuvieron ojos parciales y el Barça acabó sucumbiendo al plan Mourinho. La imprecisión culé fue determinante y ni Xavi, ni Busquets, ni Messi, ni Ibra, ni Keita estuvieron acertados en el partido, lo que significó demasiados contragolpes que perjudicaron al cuadro blaugrana. ¿El árbitro? No lo hizo bien y lo sabe. Pero no podemos seguir lamentándonos de lo que pudo ser y no fue. Es hora de que todos, desde los jugadores y el cuerpo técnico hasta los aficionados azulgrana pensemos en la remontada del próximo miércoles. Porque se puede remontar. Porque hay equipo y es posible conseguirlo. Porque si San Siro fue determinante, el Camp Nou debe ser una definitivo. Porque tenemos que ir a Madrid. Porque el juego del Barça lo merece. Porque sí, cojones.

Imágenes | El Mundo Deportivo
   

viernes, 9 de abril de 2010

LA REPERCUSIÓN DE UN CLÁSICO

Pablo Orleans | Si hablamos del Clásico por excelencia en el mundo futbolístico, a todos nos viene el mismo partido: Madrid-Barça o viceversa. No sólo a vosotros, escasos lectores de La Crónica Blaugrana, se os ha ocurrido que para ver uno de los espectáculos más asombrosos del panorama del balompié hay que recurrir a un duelo entre merengues y culés. A Jeffrey Lieber, J.J. AbramsDamon Lindelof, creadores de una de las series más seguidas del planeta 'Lost' -Perdidos en castellano-, también les vino a la mente el gran Clásico futbolístico español para incluirlo en uno de sus capítulos como el primer evento deportivo que aparece en la serie

Lost, que hace un continuo uso de flashbacks y flashforwards a lo largo de los capítulos para recordar el pasado de los protagonistas o vislumbrar el futuro incluye, en un recuerdo pasado de uno de sus protagonistas (Desmond Hume), un fragmento de un Barça-Madrid de la temporada 1990/1991, en un partido en el que el resultado final fue de 2-1 y en el que en el momento en el que aparece en la serie se produce un gol de Laudrup para el Barça a pase de Andoni Goikoetxea (1-0). 

Para que veáis el alcance y la repercusión que puede tener un partido de fútbol como el Clásico que viviremos mañana en el Bernabéu.

He aquí el fragmento de Lost donde aparece el partido:


He aquí los goles del partido que se disputo en la temporada 1990/1991 en el Camp Nou:


Fuente | Yahoo
Videos | Youtube

jueves, 8 de abril de 2010

¿SE REPETIRÁ LA HISTORIA?

LA LOCURA FUTBOLÍSTICA

Pablo Orleans | Quizás me equivoque -más aún tras el largo parón sin actualizar por aquí-. Puede que hable más de la cuenta y que, de aquí a mes y medio me esté tragando mis palabras. ¿Quién sabe? Pero no creo en la posibilidad de que el Bayern de Munich se convierta en el nuevo campeón de la UEFA Champions League. "Qué va a decir un culé redomado como tú", pensaréis. Y es cierto. Confío en este Barça de ensueño. Confío en este Barça en el mes más interesante de la temporada, con el inminente choque ante los blancos en el horizonte inmediato al que muchos llaman Derbi pero que yo concibo como Clásico, con la perspectiva de las semifinales de la Champions que dan paso a la última batalla en campo enemigo y ante varios hitos por cumplir en un futuro próximo. Y lo vuelvo a ratificar: confío en el Barça. Pero ese no es hoy el tema.
Robben anotó el gol que dio el pase al Bayern a la final

Los bábaros que eliminaron anoche al Manchester United en una eliminatoria agónica en la que el pase estuvo del lado de ambos hasta que un As con la zurda -y un paquete con la derecha, todo hay que decirlo- cambió la suerte de ingleses, esos bábaros de Munich que lucharon con fuerza y honor hasta conquistar Britania no son, a mi modo de entender el fútbol, el más serio candidato de los cuatro que quedan para ganar la 'orejuda'. ¿Por qué? Por una sencilla razón. Los alemanes, que bien podrían haber quedado fuera en un abrir y cerrar de ojos ayer en Old Trafford, pasaron a base de corazón y persistencia, lucha y fe, montones de fe. Y es válido, pero no lo veo suficiente para conseguir una Champions (y no me vengáis ahora con que el Oporto logró la máxima competición europea en 2004, puesto que ese año fue extraño en el mundo del fútbol...¿o acaso no recordáis que al poco tiempo ganó Grecia la Euro de Portugal?). No los veo ganadores. Aunque, visto cómo se están quedando las eliminatorias, la verdadera final será entre Inter y Barça. Porque el que pase de ambos tiene muchísimas posibilidades para lograr la Champions. "Es lógico, si sólo quedarán dos" diréis. Es lógico, pero lo que digo es que, para mí -y repito, puede que me tenga que tragar las palabras de aquí a un mes-, el que gane la eliminatoria entre italianos y españoles será el vencedor en el Bernabéu. Porque contra los franceses los de Van Gaal tendrán superioridad, creo, pero ante cualquiera de sus otros rivales en la final lo van a tener crudo. ¿El problema? Que el Bayern no sabe llevar el tempo del partido. No sabe controlar la situación y sus encuentros son de auténtica locura. ¿El beneficio? Que si pasan ante lyoneses, que creo que así será, la final es a un partido y la locura cuenta muchas veces a favor del loco y no del cuerdo...y a locura futbolística pocos ganan a los alemanes.

Aún con todo no los veo favoritos ni de lejos. Creo que Inter o Barça serán los que realmente conseguirán alzarse con la copa pero... no descarten del todo a germanos...por la locura futbolística.